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El sector de los áridos es, sin duda, uno de los grandes damnificados por la crisis económica que sufre nuestro país. Su vinculación directa con la construcción y la obra pública ha llevado a esta industria a los peores registros de su serie histórica. Según los datos preliminares que maneja la Federación de Áridos (FdA), el 2013 se cerró con una caída interanual de algo más del 20%, acabando el año en el entorno de los 90 millones de toneladas. Aunque se ha atenuado el descenso respecto al registrado en 2012 (-35%), lo cierto es que, respecto a los valores máximos alcanzados en el año 2007, la caída en la producción de áridos acumula un 82%. En apenas seis años, España ha pasado de ser el segundo productor de áridos en Europa, a ocupar actualmente la decimotercera posición, por detrás incluso de países como Rumanía, Finlandia, Bélgica o Suecia.


César Luaces, director general de la FdA y Anefa.

Si las miradas se centran en el consumo de áridos por habitante y año, la debacle es aún mayor, ya que nuestro país ha pasado a ocupar, con esta crisis, el puesto 35 del ránking europeo, el último según los datos gestionados por la Asociación Europea de Áridos (UEPG). En nuestro país se consumieron durante el año pasado menos de 2 toneladas por habitante y año, lo que contrasta con las 12 toneladas por habitante y año que se registraron en 2007. Eso nos coloca, como se señala desde la FdA, en niveles propios de países en vías de desarrollo.

¿Será este 2014 el año de la recuperación para el sector? César Luaces, director general de la FdA y Anefa, no es optimista en este sentido: “Creemos que la situación aún no ha tocado fondo. Si bien es cierto que el descenso será menor este año, porque apenas queda ya margen de caída, consideramos que este 2014 se saldará con una nueva bajada, en el entorno del 10%, manteniendo en la primera parte del año la tendencia que arrastramos de finales de 2013 y mejorando la situación en el último tercio del año, en el que ya se podrían obtener algunos datos de crecimiento”.

Empleo y empresas

Los seis años de descenso de actividad que arrastra el sector de los áridos en España se plasman también en datos negativos en cuanto a empleo y destrucción de masa empresarial. De acuerdo a los registros con los que cuenta la FdA, en la industria española de los áridos se han perdido más de 6.000 puestos de trabajo desde el inicio de la crisis.

Lógicamente, los cierres de canteras y graveras no han alcanzado tal nivel porque, como explica César Luaces, “lo último que hacen las empresas es cerrar las explotaciones, intentan hasta el último momento mantener vivos los derechos mineros ya que son muy difíciles de obtener. Aunque la empresa congele su actividad, mantiene esos derechos para reservarse la posibilidad de volver a producir en esa explotación en el futuro”. A pesar de ello, entre el 15% y el 20% de las empresas españolas del sector de áridos están hoy en proceso de cierre o de concurso de acreedores. “Aunque actualmente hay menos empresas que se ven arrastradas por concursos de acreedores ajenos, sí es verdad que muchas de nuestras empresas ya no tienen pulmones para seguir haciendo frente a una situación tan negativa como la que vivimos. Hay muchas que ya han llegado al límite de sus fuerzas y que, por agotamiento, están dando sus últimos coletazos”, advierte el director general de la FdA.


Las canteras y graveras se encuentran en niveles mínimos de actividad.

A la caída de actividad, el sector de áridos suma otro grave problema: la progresiva reducción del precio del producto. Según la FdA, este descenso está entre un 25% y un 40% respecto al año 2007, un año en el que España ya manejaba tarifas de las más bajas de Europa. Por tanto, si el volumen de negocio del sector se ha quedado en un 15-20% de lo que había hace seis años y el número de actores que participan en él apenas se ha reducido un 20%, esto lleva, inevitablemente, a una situación en la que muchas de las empresas están trabajando en niveles negativos de rentabilidad.

Un aspecto que ha aliviado algo la tesorería de algunas empresas es el Plan de Pago a Proveedores puesto en marcha por el Gobierno, aunque no ha sido la panacea, como reconoce César Luaces. “Este Plan ha permitido pagar a los contratistas principales, por lo que, tarde o temprano, ese dinero termina por llegar a las empresas. El problema viene ahora por el alargamiento que se está produciendo en los plazos de pago del contratista principal a sus proveedores, que ronda hoy los 220-240 días, sobrepasando incluso en algunos casos los 400 días. Desgraciadamente, no se está trasladando esta liquidez a toda la cadena de suministradores y contratistas, lo que lleva a un escenario muy negativo”.

Vías de solución

La mejora de la situación que atraviesa el sector pasa, según reconoce César Luaces, por aplicar la reestructuración que ya se planteó en el Plan Estratégico 2012-2025 del Sector de los Áridos presentado en el III Congreso Nacional de Áridos en octubre de 2012. “Muchas empresas deben concienciarse de que a base de aguantar no van a sobrevivir, por lo que deberían empezar a aplicar alianzas estratégicas, procesos de compra, fusiones, etc., dentro del marco establecido por la legalidad vigente. Esto combinado con acciones que acaben con la competencia desleal que seguimos sufriendo, con una normalización de la situación financiera de los bancos que facilite el acceso al crédito y con un recorte en los plazos de pago, estamos convencidos de que permitirá devolver al sector a unos niveles razonables de actividad”, añade el director general de la FdA.

A diferencia de otros sectores, en el mundo de los áridos esta competencia desleal no viene de otros países, sino que está arraigada en su propia estructura interna. “El árido es un producto de suministro prácticamente local y teniendo en cuenta los precios y los plazos de pago que se manejan actualmente en nuestro mercado, es evidente que no resulta atractivo para los importadores. Por tanto, esta competencia desleal es un problema nacional, motivado por el intento de algunas empresas marginales de sacar dinero de donde no lo hay, saltándose las autorizaciones necesarias y evitando la presión fiscal y medioambiental, e incumpliendo la legislación vigente. De todas formas, este problema no es exclusivo de nuestro sector, no hay más que ver en los medios de comunicación cómo está aumentando año tras año la economía sumergida. Nuestra opinión es que las empresas que no sean viables no deben sumergirse en la cara B de la economía, sino que deberían cerrar. Para ello tendríamos que contar con todo el apoyo de la Administración, cosa que no siempre ocurre”, indica César Luaces. ...

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